lundi 20 septembre 2010

A UNA COQUETA

Me dijiste, morena,
Que me querías
Pero supe de cierto
Que me mentías.
Que me mentías, sí
No es un supuesto,
Es la falsía tuya
Que es un contento !

Cuando nos separamos
Tuve gran pena,
Tú partiste muy guapa
A la verbena.
A la verbena, sí
No lo ignoraba,
Pero al verme fingiste
Que sollozabas.

Tus sollozos, morena
Ya no convencen,
Llora cuanto te plazca,
Como una fuente.
Como una fuente, sí,
De amor labrada,
Algo de amor quedara
Si te callaras.

Tus ojazos risueños
Querrían verme
Muy triste y desolado,
Por tus desdenes ;
Por tus desdenes, sí,
Niña mimada,
A mí sólo me causan
risa ahogada.

Puedo vivir, cariño,
Sin tus antojos,
Sin besos encendidos,
Sin tus enojos.
Sin tus enojos, sí,
Bella hechicera,
Ya que otra niña me ama
De amor de veras.

Me gustan la hermosura
Y la franqueza :
Bellísima y franca es
Y con largueza.
Y con largueza, sí,
Mi alma exulta,
Nunca sabrás, morena,
Cuánto me gusta.


La dicha, cuando perfecta
No es nunca eterna
Y algún día estaré
Solo y sin prenda.
Solo y sin prenda, sí,
Así es la vida :
Lo que te da la noche,
El alba lo retira.

Mientras el goce dure
Riamos, niña,
Que al torcer una calle
Todo se arruina
Todo se arruina, sí,
Por fruslerías,
Cada cual por su lado,
Y adiós, mi vida.

Los seres de la tierra
Sufren, padecen
Por conservar su vida,
Aunque les cueste.
Aunque les cueste, sí,
Aunque los hieran,
Solos con su esperanza,
Hasta que mueran.

Pero mientras no ocurra
Tanta tragedia,
Seamos optimistas :
¡ Viva la Pepa !
¡ Viva la Pepa, sí
Qué más quisieras,
Bella niña que ríes,
Con risa entera…

Jean-Yves Marin
Francia, a 15-09-2010

jeudi 9 septembre 2010

ROMANCETE BURLESCO.

Así, Marisabidilla
Partió con Don Mandamás
Y con el Chivo Emisario
Y con Marie-couche-toi-là,
Para ir al Tibi-Dabo,
Discutiendo sin parar.
Preguntaron al chiquito
De cómo ir y llegar,
Pero él no se acordaba,
Ni Mari quería hablar
Y nadie estaba de acuerdo :
Barrio Chino o frente al mar.
En un barcito de tapas
Se hartaron de calamar
Frito y de vino pipeño
Y se fueron a bañar.
A ellos les complacían
Chiringuitos, el lugar,
La mar que siempre veían
(Y ésa que no verán más).
Ella tiesa y orgullosa,
Él, tan guapo y singular
Voceando, despotricando
Sin querer nada escuchar.
El Chivito sollozaba
Como era de esperar,
Mari miraba de reojo
Buscando un «gachó pa’mal»
Con el cual irse de ronda
Por su bien o por su mal.
Divisó un azotaplayas
Que faroleaba al azar
Buscando a la perla rara
Que lo invitara a cenar.
Mari andaba sin blanca,
El chaval, sin un real,
Y los padres, enfrascados
En su reyerta habitual
No se dieron el trabajo
De mirar ni de escuchar.
«Novios» de mentirijillas
Se fueron diciendo ¡ amor !
Luego, muy chiticallando,
Hacia la Plaza Mayor,
Hacia el cerro de los gatos
O tal vez a Mataró,
Nadie supo más de ellos
Y nadie más los buscó,
Se perdieron en la bruma,
El mundo los olvidó.
Chivito se fue a las olas,
A seguirlas, y a llorar;
Sus lágrimas se fundieron
Con las aguas, con la sal.
Nadie preguntó por él,
Ni adónde fue a parar.
Tal vez se fue al Paraíso
A guasones soportar,
Que le atasen bien las alas
Para impedirle volar.
Pues, ¿adónde van los bueyes
Que no les hagan arar ?
Marisabidilla, loca
De soberbia y de despecho,
Gritaba, sola, que todo
Se secó, que se ha deshecho.
Ella sabía, seguro,
Qué fue lo que aconteció :
Nadie la quiso escuchar,
¡ Ahora vean, por Dios,
Penas de una pobre madre
Que a sus hijos protegió
Contra las iras del padre !
Ella tuvo la razón.
Sus sinrazones no valen
¡ Pues jamás las pronunció !
¡ Quién sabe de dónde salen !
No es ella, ¡ que no, que no !
Y le dicta a su abogado
Sus feroces exigencias
Pues alguien ha de pagar
por la loza que se quiebra.
Don Mandamás, intratable,
Tampoco quiso ceder,
Y partió rabioso al puesto
Que ocupaba, en el poder.
Violento y duro, comanda,
Subalternos inferiores,
Y su espinazo se pliega
Ante jefes superiores
Muy flexible; él acepta
Tanta injusticia que vive,
A cambio de desquitarse
Con los pobres infelices.
Rellenando así su vida
Mecánica, gris y hueca,
Con roña, grasa y estopa ;
Vida chocarrera, chueca.
Nada sabremos más de ellos,
Pues, en verdad, ¿ Eso importa ?
¿ qué más decir de estos memos ?
Existencias … ¡ vanas, tontas!
¡ Perderlas es lo de menos !
Si Vd. sabe qué es de ellos…
Por favor, ¡ no me lo diga !
Prefiero mis soledades…
¡ A tal magra compañía !

Jean-Yves Marin
(Francia, le 09-08-2010).

mardi 7 septembre 2010

ROMANCE DE SOLEDAD

¿ Cómo es que no te he encontrado
buscándote desde el alba ?
Ya de noche, y fatigado,
regreso triste a la plaza.
Nadie te miró, asombrado,
nadie supo que tú estabas.
No vieron tus largas trenzas
como las mieses doradas,
tu paso ligero y fino
ni tu silueta agraciada
atravesando las calles,
Tan dulcemente marchabas.
Todos miraron sin verte,
no siguieron tu mirada
como tierna mariposa
que en las flores se posaba.
No la percibieron, tenue,
pensativa, ensimismada,
ni tus manos expresivas
ni tu frente despejada.
¿ Cómo eso pudo ocurrir ?
¿cómo nadie dijo nada ?
Ya te perdí para siempre
aunque guardo la esperanza
de verte, antes de morir,
de verte un instante, al alba.
¿ Me buscaste ? No lo creo.
No sabías que allí estaba,
¿Cómo podías saberlo,
Que yo a tientas te buscaba
Dejando una huella roja
de sangre y vida cortada ?
Obscuros desconocidos
me hirieron con una faca
¿ me confundieron con otro ?
No lo sé. ¿ Y qué importancia ?
Tal vez partiste con otro :
de mí ya no te acordabas…
Sigo, la muerte en el alma,
hasta llegar a la playa.
Buscando desesperado
por si, acaso, te encontraba.
Ya salieron las estrellas,
la luna grande, encarnada
como si estuviera herida…
Moriré antes del alba.
Ya siento angustias de muerte,
Siento el cansancio en el alma.
Ante la playa desierta
me inclino y ya toco el agua.
Con mi pañuelo encarnado
me enjugo manos y cara,
Ya resignado a mi suerte,
y paseo la mirada,
sin decepción ni esperanza,
por la playa desolada
que ya se cubre de sombras,
ya casi no veo nada.
Arena… mar… soledad…
¡ Qué mal perdí la jornada… !


Jean-Yves Marin
Francia, 06-09-2006


ROMANCE DE SOLITUDE
Comment, je n’ t’ai pas trouvée
en te cherchant depuis l’aube ?
C’est la nuit, et fatigué,
Je m’en vais, triste, à la place.
Personne ne t’a vu, ni rien.
Nul n’a su que tu y étais.
On n’a vu tes longues tresses
Comme les champs de blé, dorées,
Ni ton port léger et fin
Ni ta silhouette distinguée
Qui flânait dans ces ruelles,
Si doucement tu marchais.
Tous t’ont fixée sans te voir,
Sans ton regard observer
Que comme tendre papillon
Sur toutes les fleurs se posait.
Ils ne l’ont pas aperçu,
Pensif et comme recueilli,
Ni tes mains si expressives
Ni ton front si dégagé.
Comment ça put se passer
Que nul n’a voulu parler ?
Je te perdis pour toujours
Mais l’espoir j’avais gardé
De te voir, avant d’mourir,
Te revoir, mirage d’été.
¿ Tu m’as cherché ? J’crois pas.
Sans savoir que j’y étais,
Comment pouvais-tu savoir
Qu’à tâtons je t’ai cherché
En laissant une traînée rouge
De sang et de vie coupée ?
Sombres et torves inconnus
M’ont blessé d’un coup d’surin
Ils m’ont pris pour un gachó ?
Je n’sais pas. Quelle importance ?
Prise au bras de quelqu’un d’autre :
Tu m’aurais déjà oublié…
Je marche, la mort dans l’âme,
Jusqu’à la plage solitaire.
En scrutant, angoissé,
Si jamais j’te trouvais.
Le ciel se couvre d’étoiles,
La lune grande, orangée
Comme si on l’avait blessée…
Moi, je mourrai avant l’aube.
Déjà les affres de mort :
Mon âme sent des nausées.
Devant la plage déserte
Je me penche, je touche l’eau.
Avec mon fichu rougeâtre
J’éponge mes mains et mon front,
Déjà à mon sort résigné,
Et je promène mon regard,
Sans déception, sans espoir,
Sur cette plage désolée
Qui se couvre déjà d’ombres,
Dont je ne vois presque rien.
…sable … mer… et solitude…
Aïe ! quel gâchis, ma journée, … !

Traduction par l’auteur
France, le 7-09-2010