vendredi 22 avril 2011

Si...

SI…



Si puedes seguir calmoso cuando los que te rodean
Están perdiendo ya el juicio, de su locura te increpan,
Si puedes fiar en ti mismo cuando todos te recelan,
Pero no desdeñas ver el por qué de los que dudan,
Si sabes esperar, frío, sin que te irrite la espera,
O que te acusan, mendaces, sin que agregues imposturas,
O si te tienen inquina, rehusas ceder al odio,
Sin por eso ser muy bueno ni fingir sapiencia pura.

Si puedes así soñar – y no hacer de sueños tu amo;
Si tú puedes idear – sin ser de sueños esclavo;
Si tú puedes encontrarte con el Triunfo y el Fracaso
Y tratar a ambos farsantes con el mismo desapego;
Si puedes sufrir oír las verdades que has expuesto
Retorcidas por truhanes, vueltas trampa para necios,
O ver la obra en que diste toda tu vida, quebrada,
Y levantarla y reconstruirla con enseres fuera de uso:

Si puedes hacer un lote con todo lo que has ganado
Y arriesgarlo a todo o nada, en un lance de rayuela,
Y perderlo, y empezar, de nuevo a tus comienzos
Y sin jamás ni chistar por todo lo que perdieras;
Si consigues obligar, corazón, nervios, tendones,
A servirte una vez más, mucho después de extenuados;
Y así aferrarse, tercos,cuando no haya más en ti
Que la sola Voluntad, que les diga : “¡Arriba, ea!”

Si puedes hablar al Pueblo y conservar tu entereza
O marchar junto a los Reyes – sin perder tu buen sentido
Si ni rival ni caro amigo pueden infligirte daños,
Si todos cuentan contigo, pero nadie en demasía;
Si puedes llenar entero aquel minuto implacable
Con su valía de sesenta segundos de fogosa acometida,
Tuya entera es la Tierra con todo lo que cobija,
Y – lo que es más – ¡ serás tú, Hombre cabal, hijo mío !

Por Rudyard Kipling

Traductor: Jean-Yves Marin
(Francia, 22-04-2011).